LEYENDAS

La planta del Girasol posee una leyenda indígena muy antigua que cuenta la historia de una jovencita llamada Carandaí. 

Dicen que Carandaí era una chica que estaba enamorada del sol, siempre lo observaba allí en donde esté. La joven era la hija de un cacique muy bondadoso, este a su vez era amigo de el cacique de una tribu vecina, ambas tribus eran pacificas y siempre comerciaban e intercambiaban mercancías entre sí, un día el cacique vecino le propuso al padre de Carandaí unificar las dos tribus en una y le pidió que le entregara la mano de su hija para sellar el pacto, este le respondió que era imposible porque su hija amaba al dios sol, entonces el cacique se enfureció y se fue prometiendo venganza por la burla. Al día siguiente el cacique atrapó a Carandaí en una jaula y le dijo que le pidiera a su dios que la salve, a joven comenzó a llorar e implorar al sol, entonces desde el cielo cayó una lluvia de rayos que transformó a la joven en la planta del girasol, la cual desde ese día y al igual que la indiesita siempre mira al sol.

CLYTIE 

Cuenta la leyenda que una joven ninfa del agua Clytie hija del dios Océano y  de la diosa del mar Tetis (Titanide) se enamoró locamente del dios de la luz y el sol Apolo. Tal era su amor que todos los días seguía su recorrido desde que salía de su palacio por la mañana hasta que llegaba al atardecer por el oeste.

Día tras día Clytie seguía los pasos de su amado con los ojos llenos de amor, hasta tal punto que comenzó a olvidarse de comer y de beber…A pesar de esta adoración nunca gano los favores de Apolo y los días fueron pasando. Poco a poco Clytie comenzó a echar raíces hasta acabar convertida en una bella flor, un girasol. Una flor que, aún hoy, no olvida el objeto de su amor y su diadema dorada continúa siguiendo al sol.

Una leyenda preciosa que remarca el significado de lealtad y fidelidad de esta flor ya que el amor de Clytie hacia Apolo no se acabará nunca, al menos no mientras que haya girasoles sobre la tierra.